Hay hechos, momentos, situaciones en la vida o en el trabajo que afectan de manera traumática a las personas, que afectan las decisiones y generan estrés. Cada individuo reacciona diferente frente a las adversidades: algunos toman actitudes positivas, superan los obstáculos con valentía y sacan provecho de ellos, mientras que otros se quedan estancados, enredados en recuerdos negativos durante mucho tiempo. Aquellas personas que logran recuperarse fácilmente, que aprenden de los problemas y mantienen un espíritu de esperanza frente a las adversidades se las consideran resilientes.
La definición según E. Chavez y E. Yturralde dice que La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que permiten avanzar en contra de la corriente y superarse. Otra concpeción tradicional de resiliencia, proviene de la física, cuando algunos metales, después de deformarse por el calor, pueden volver a recuperar su forma original en poco tiempo.
Pero ¿qué otras características poseen los resilientes, en qué ambientes se desarrollan más y cuáles son las posibilidades de convertirse en una de estas personas? Las primeras investigaciones sobre la resiliencia en la década del '70, estudiaron a niños de orfanatos rumanos y a niños indigentes de Bolivia, que a pesar de haber tenido una infancia difícil, llena de carencias y privaciones pudieron formarse como adultos sanos, pujantes y llenos de proyectos. Concluyeron que los resilientes poseen actitudes diferenciales como una sólida fe, positivismo, autoestima alta, esperanza y flexibilidad ante los cambios. En algún punto de sus vidas, valoraron encontrarse con personas accesibles, que los hicieron sentir apoyados y contenidos.
Para intensificar la resiliencia hay que trabajar sobre tres pilares:
- Tener la capacidad de jugar, no internalizar las problemáticas de manera obsesiva, ser positivos y creativos para sobrellevar diferentes situaciones. La idea es no generar dramatismo y a cambio demostrar una buena predisposición para seguir con la vida de manera natural.
- Tener esperanza y saber buscar apoyo o sostén en amigos, familiares y guías. Al sentirse apoyado, el individuo cuenta con idoneidad de compartir sus problemas y así hacerlos más llevaderos y
- El pilar más importante, tener confianza en uno mismo de manera constante, no importan las adversidades que se presenten.
Carga de energías a los resilientes, tener grandes expectativas propias, proyectos que generan metas y posibilidades diversas para desarrollarse de manera autónoma.
El ambiente laboral y la resiliencia.
Desde la crisis de 2002 en Argentina, hay cada vez más empresas resilientes, que capacitan a sus empleados en el perfeccionamiento de la resiliencia, ya que indefectiblemente beneficia a la empresa que todos se superen día a día no sólo en las competencias técnicas sino en lo emocional para mejorar el clima laboral y enfrentar cualquier crisis socio-económica o cambio importante que pudiese surgir.
El ámbito laboral puede ser un lugar estresante por algunas condiciones que requieren algún tipo de adaptabilidad especial. La falta de iluminación, elementos de trabajo, comodidad para realizar las tareas, cambios de días y horarios o lugares de trabajo, relaciones interpersonales conflictivas, viajes constantes, superposición de roles, plazos de entrega de trabajo muy exigentes, generan altos niveles de negatividad y frustración.
Los desafíos que proponen los lugares de trabajo, en la actualidad, suponen una gran carga de tensión para la mayoría de las personas.
Fomentar la capacidad de ser resilientes, significa atravesar los desafíos con la mayor naturalidad posible, mantener el buen nivel de relaciones interpersonales, la calidad de vida en el trabajo, el desempeño, la productividad, a pesar de las dificultades es una competencia clave que muchas organizaciones se han propuesto fomentar entre sus empleados en el nuevo milenio.
Las empresas que forman en resiliencia, activan seis puntos fundamentales en las relaciones laborales.
- Buscan favorecer los contactos cara a cara entre empleados de manera no conflictiva.
- Aplican políticas claras consensuadas entre todos.
- Para incentivar la cooperación y buena convivencia.
- Se fomenta el aprendizaje mutuo de dar y recibir apoyo y afecto.
- Se ponen metas realistas para desarrollar la autoestima de los empleados.
- Promueven la participación de todos en la toma de decisiones.
Si a los puntos anteriores sumamos la práctica de incentivar a los equipos a llevar una vida sana, a través de una alimentación saludable, el ejercicio y permitiendo los momentos de esparcimiento en el horario laboral, la resiliencia será potenciada y mejorarán las relaciones y la capacidad de superar situaciones estresantes.
La resiliencia no es solo un concepto más dentro de la psicología laboral sino que es una gran herramienta que otorga una ventaja competitiva al grupo de trabajo, para atravesar situaciones que generan frustración y resistencia, de manera positiva, convirtiendo a cada momento difícil en una oportunidad de crecimiento.
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