martes, 20 de septiembre de 2011

"Quejarse es la mejor forma de arruinar una relación"

"Quejarse es la mejor forma de arruinar una relación"

Se trata de una publicación del diario "La Vanguardia" que me parece un buen material para trabajar en el campo de la psicología positiva:

Basta de dramatizar
Sí, basta de terribilitis, porque la mayor parte de los trastornos emocionales (depresión, ansiedad, estrés...) son el resultado de esa tendencia a calificar de terribles cosas que no lo son.
Exageramos.
Anticipamos las desgracias y nos tomamos a la tremenda adversidades con las que deberíamos contar. Los seres humanos tenemos unas 20.000 pequeñas adversidades a lo largo de la vida (te tuerces el tobillo, pierdes las llaves, te roban...).
Al mal tiempo buena cara.

O aceptas la realidad y dejas de exigirle a la vida, o te conviertes en un cascarrabias. Imaginarse muerto es una buena medida preventiva de las ansiedades cotidianas. Dígame, en esta vida tan corta y de la que desconocemos su sentido, ¿es tan importante esta desgracia que le está ocurriendo?
Hay que ver las cosas con perspectiva.
Hay que ser realista, con eso basta. Estamos llenos de creencias irracionales del tipo: "Si me despiden, es el acabose". El "debo hacerlo todo bien", "deberían tratarme con consideración y justicia" y "las cosas me deben ser favorables" son exigencias infantiles. La persona madura es la que no exige, sino que prefiere: "Me gustaría hacerlo todo bien, pero no lo necesito para disfrutar del día".
Un matiz importante.
Las personas vulnerables emocionalmente están llenas de exigencias, y cuando estas no se cumplen se enfadan con ellas mismas, con el mundo o con los otros.
¿De dónde surgen esas creencias?
Se transmiten socialmente, son mensajes que nos convierten en débiles y neuróticos. Yo he elaborado una lista de las diez creencias irracionales favoritas de los españoles.

A saber...

Necesito tener a mi lado alguien que me ame; de lo contrario, ¡qué vida más triste! Tengo que ser alguien en la vida. No puedo tolerar que la gente me menosprecie. Debo tener un piso en propiedad o soy un fracasado. Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con ella.
Tengo que tener una vida emocionante, de lo contrario mi vida es un desperdicio. Más siempre es mejor. La soledad es muy mala...

Qué agobio, sí.

La necesititis es devastadora y nociva para la salud mental. No es cierto que para ser felices necesitemos amor sentimental, éxito, hijos, no tener problemas... Si mantenemos estos deseos en el límite de las preferencias, nuestra mente estará sana.
¿Sanos, solos y aburridos?

¿Por qué no? Tener pareja y lo demás no producen tanta plenitud como puede parecer; si no, las consultas de los psicólogos no estarían llenas. No hay que exigir tanto a la vida, a los demás, ni a uno mismo.
¿Es usted un pasota?

Para nada. Me ocupo, pero no me preocupo de las cosas. El mito de la bondad de la preocupación que nos inculcan desde pequeños es absurdo y nocivo.
Pero si esas creencias son irracionales, ¿cómo poner razón en ellas?

Hay que revisar a diario cómo pensamos, detectarlas, combatirlas con argumentos y desarrollar nuevas creencias racionales. Una de las mayores causas de estrés es el miedo a hablar en público.
Nos afecta lo que piensen de nosotros.

Nos liberamos de la necesidad de aprobación de los demás cuando comprendemos que estar abajo no es ningún problema. Al contrario, ser capaz de estar abajo con orgullo y de buen humor te hace superior y te permite disfrutar más de la vida. Como todos los miedos, la vergüenza y el temor a hacer el ridículo se vencen pensando bien, no enfrentándonos a ellos.
Hay que tolerar la frustración.

No siempre conseguiremos nuestros deseos, pero no pasa nada: la vida sigue siendo bella. Eso es ser realista. La eficacia está sobrevalorada: todo lo que perdemos con los errores que cometemos, por ejemplo en nuestro trabajo, es obviable, pero no lo es la paz interior que perdemos obsesionándonos con la perfección. La felicidad no depende de logros o situaciones ideales, sino de nuestra salud mental.
Amores y desamores son termómetro de nuestro bienestar.

Uno está preparado para tener pareja cuando puede decirle: "Cariño, te quiero mucho, pero no te necesito nada". Las exigencias y tensiones que causa el amor dependiente, ese que nos trasmiten continuamente a través del cine o la música ("Sin ti yo muero"), es un mensaje neurótico.
...
Creer que tu pareja tiene que hacerte feliz es mucho exigir y te amargará cada vez que algo falle. Yo creo que si Romeo y Julieta se hubieran casado, su matrimonio no habría durado más de un año.

¿Mejor sugerir que exigir?

Pruébelo, el "me gustaría que..., pero si no lo haces te querré igual" da unos resultados fantásticos. Nunca exija nada a su pareja.
Nadie es perfecto.

La clave de las buenas relaciones es pedir a cada cual lo que puede dar. Aceptar incondicionalmente a los demás es la manera de aceptarnos del mismo modo a nosotros mismos. Quejarse es la mejor forma de arruinar una relación. Y no se cree obligaciones, las cosas hay que hacerlas por disfrute.
 

jueves, 8 de septiembre de 2011

Siete beneficios de la sonrisa


 
Sonreír es mucho más que un placer o una forma de demostrar nuestro estado de ánimo. De hecho, son numerosas las investigaciones en el área de la Psicología que resaltan los beneficios de la sonrisa.
No obstante, recordemos que las personas sonríen muy a menudo en los grupos sociales y no siempre significa que están alegres. Entonces… ¿por qué lo hacen? A veces simplemente porque han comprendido cuanto pueden lograr con una sonrisa.
  1. Sonreír nos hace más confiables. Una sonrisa genuina brinda un mensaje muy claro: “me siento bien y estoy abierto a la cooperación”. Un estudio realizado en el 2001 demostró, en un juego de negocios basado en la confianza, que las personas que sonreían resultaban un 10% más confiables.
  2. Sonreír para obtener indulgencia. Cuando algunas personas hacen algo inadecuado en algunas ocasiones miran al otro sonriendo. ¿Por qué? Según una investigación realizada en el 1995 en realidad sonreír después de haber roto una regla puede ayudarles a obtener la indulgencia; sin importar si es una sonrisa falsa o no. La razón subyacente siempre es que tendemos a valorar como más confiables a las personas que sonríen.
  3. Reír para minimizar el dolor. Aunque parezca un contrasentido, lo cierto es que reír ante una situación que nos causa dolor (fundamentalmente emocional), nos ayuda a recuperarnos del mismo. De hecho, para explicar este fenómeno existe la teoría de la retroalimentación facial según la cual cuando nuestro cerebro percibe una sonrisa (sin importar que esta sea falsa), es como si sintiese que todo anda mejor y, a su vez, emite las señales de recuperación. En resumen, que la sonrisa sería un pequeño truco para engañar al cerebro y hacernos sentir mejor a nosotros mismos.
  4. Sonreír para ganar en insight. Cuando estamos nerviosos nuestra atención se reduce, dejamos de percibir adecuadamente lo que nos rodea y nos encerramos en nosotros mismos. Definitivamente la ansiedad no es una buena compañera de la creatividad ya que no nos permite focalizarnos en las ideas periféricas al problema. No obstante, según una investigación realizada en el reciente 2010 sonreír aumenta nuestra capacidad atencional, nuestra flexibilidad mental y la capacidad para pensar de manera holística.
  5. Reír para esconder lo que pensamos. Hace algunos años en Psicología se acuñó el término: sonrisa Duchenne para indicar las sonrisas verdaderas que implican un movimiento de los ojos mientras que en las sonrisas falsas solo se aprecia un movimiento de la boca. Antes se pensaba que las personas comunes no eran suficientemente expertas (como los actores) para emitir sonrisas falsas que pasasen por verdaderas. Sin embargo, nuevas investigaciones han demostrado que, de hecho, el 80% de las personas puede engañar con su sonrisa. Así, sonreír también es un arma para esconder lo que pensamos. Eso sí, debemos tener cuidado en mover los ojos contemporáneamente con la boca y responder inmediatamente ya que se conoce que las sonrisas falsas tardan más en aparecer y se quedan en el rostro durante más tiempo.
  6. Sonreír para atraer al sexo opuesto. Una investigación realizada en el año 1985 mostró que la sonrisa de las mujeres tiene un toque mágico. Analizando el comportamiento entre hombres y mujeres en un bar se apreció que cuando las mujeres establecían contacto visual sin sonreír, solo se acercaban a ellas el 20% de los hombres. Cuando el contacto visual iba acompañado con una sonrisa, el número de acercamientos masculinos ascendía al 60%. Eso sí, vale aclarar que en los hombres el poder de la sonrisa no es tan magnético.
  7. Reír para lograr una mayor longevidad. Un curioso estudio que dio seguimiento a jugadores de béisbol desde el año 1952 hasta la fecha, mostró una realidad un tanto inesperada: los más longevos eran quienes reían más.
Fuentes:
  • Abel, E. L. & Kruger, M. L. (2010) Smile Intensity in Photographs Predicts Longevity. Psychological Science; 21: 542-544.
  • Johnson, K. J. et. Al. (2010) Smile to see the forest: Facially expressed positive emotions broaden cognition. Cognition & Emotion; 24(2): 299-321.
  • Scharlemann, J. et. Al. (2001) The value of a smile: Game theory with a human face. Journal of Economic Psychology; 22(5): 617-640.
  • LaFrance, M. & Hecht, M. A. (1995) Why Smiles Generate Leniency. Pers Soc Psychol; 21(3): 207-214.
  • Walsh, D. G. & Hewitt, J. (1985) Giving men the come-on: Effect of eye contact and smiling in a bar environment. Perceptual and Motor Skills; 61(3): 873-874.

Publicado por Jennifer para el Rincón de la Psicología