miércoles, 29 de diciembre de 2010

El impacto del trauma a través de generaciones


Los grupos de personas que han vivido situaciones extremas y sufren de Estrés Postraumático (como aquellos que han sobrevivido a los campos de concentración) son objeto de interés desde el punto de vista psicológico; no solo por sus problemáticas en el orden psíquico, que pueden ser perfectamente explicadas por sus vivencias, sino porque dan lugar a lo que algunos especialistas han denominado: “la Segunda Generación”.
De hecho, existen múltiples estudios donde se evidencia que muchos de los síntomas del Estrés Postraumático son más comunes en los hijos de las personas que han vivido experiencias límites que en el resto de la población. Así, los psicólogos concluyen que existe una transmisión transgeneracional (padres-hijos) de estas consecuencias psicológicas y formas de enfrentar el estrés.
Uno de los estudios más concluyentes al respecto fue realizado en Israel y publicado hace poco en la American Journal of Psychiatry. Se evaluaron un total de 106 mujeres con cáncer de mama (hijas de víctimas del Holocausto fascista), comparándolas con 102 féminas cuyos padres “supuestamente” no sufrieron ninguna vivencia especialmente traumática.
Controlando variables como la edad, el nivel escolar, el estado civil y la situación económica se apreció que las hijas de las personas que sobrevivieron al Holocausto eran particularmente vulnerables al distrés y reaccionaban a su enfermedad de forma más negativa que el resto de las féminas que participaron en la investigación. Así, se comprobó que la Segunda Generación presentaba menos recursos para lidiar con la enfermedad y las situaciones estresantes en comparación con el resto de las participantes.
Las explicaciones a este fenómeno son muy variadas, Mandler, en el año 1980, hipotetizaba que las emociones desempeñan un papel adaptativo positivo (para lo cual sería necesario un determinado aprendizaje) o al contrario, pueden convertirse en una gran fuente de distrés, sobre todo en los casos en los cuales sabemos que no podemos hacer nada para evitar las situaciones negativas. Esta convicción de ausencia de control se vive con una gran ansiedad y fuertes sentimientos de indefensión.
Según esta teoría, los hijos de las personas con Estrés Postraumático aprendieron (o adquirieron) de sus padres una emocionalidad peculiar para lidiar con las situaciones estresantes que los conduce a comportamientos desadaptativos matizados por una sensación de indefensión.
Otro factor interesante que surgió de este estudio fue el hecho de que las personas cuyos padres estaban vivos, reportaban mayores niveles de ideas intrusivas en comparación con aquellas personas cuyos padres estaban muertos. De hecho, esta situación ya había sido descubierta en el año 1998 por Yehuda, cuando éste halló que la severidad de los síntomas de la Segunda Generación mostraba una correspondencia lineal con la severidad de los síntomas manifestados por los padres aún con vida.
Estos resultados han conducido a muchos psicólogos a la idea de que el ambiente familiar en el cual ha crecido esta Segunda Generación es el verdadero responsable de sus formas de lidiar con el estrés.
Pero recientemente investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zurich y del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge proveen nuevas evidencias sobre el impacto del trauma a través de las generaciones y lo relacionan con cambios genéticos; si bien puntualizan que se debe a la transformación de cierto patrón en la expresión de los genes, sin que ello conduzca a una variación en la secuencia del ADN.
Estos investigadores sustentan su análisis en los resultados hallados a partir de experimentos con ratones sometidos a la separación brusca de la madre cuando aún tenían pocos días de vida. Así, los científicos hallaron que el estrés en etapas tempranas de la vida produce síntomas depresivos y una respuesta comportamental aversiva frente a los más diversos ambientes.
Lo más sorprendente fue que esta alteración también fue hallada en los hijos de los machos que habían sido sometidos al estrés de la separación; si bien estos habían sido criados en un ambiente “normal”. Pero un descubrimiento aún más asombroso les esperaba a los investigadores: el perfil del ADN de los padres transmitido a través de la esperma se había alterado; mostrándose en el perfil de los hijos.
Así, estos científicos hipotetizan que quizás pueda suceder lo mismo en las personas; transmitiéndose de manera genética las respuestas aversivas que se han desarrollado como consecuencia de un trauma muy fuerte. Por supuesto, aún falta mucho camino antes de que esta teoría sea comprobada, bien sabemos que los seres humanos poseemos un arsenal de técnicas mucho más rico que los roedores para luchar contra el estrés, de manera que esta línea directa podría no ser tan evidente. No obstante, igualmente los resultados dejan mucho espacio a la reflexión.
Particularmente considero que el intento de absolutizar y apostar por una sola causa (también para explicar el efecto de la Segunda Generación) solo puede conducir a una comprensión simplificada de un fenómeno mucho más complejo. El ser humano es una conjunción de factores genéticos y ambientales que cristalizan a través de sus peculiaridades psicológicas. Así, es muy probable que los estilos educativos que asumen los padres que han pasado por una situación altamente tensionante contribuyan al aprendizaje de emociones y estilos de afrontamiento inadecuados que pueden ser potenciados por cierta base genética; no obstante, no debemos olvidar que la persona tiene la capacidad de autorregularse y cambiarse a sí misma y a su entorno, por lo cual, el efecto de la Segunda Generación no tiene por qué convertirse en una sentencia de por vida.

Fuentes:
  • Franklin, T. B. et. Al. (2010) Epigenetic Transmission of the Impact of Early Stress Across Generations. Biological Psychiatry; 68 (5): 408.
  • Baider, L. et. Al. (2000) Transmission of Response to Trauma? Second-Generation Holocaust Survivors’ Reaction to Cancer. American Journal of Psychiatry; 157: 904-910.
  • Yehuda, R. et. Al. (1998) Relationship between posttraumatic stress disorder characteristics of Holocaust survivors and their adult offspring. American Journal of Psychiatry; 155: 841–843.
  • Mandler, G. (1980) The generation of emotion: a psychological theory. En: Emotions: Theory, Research and Experience, vol 1. New York: Academic Press, 219–236.

Publicado originalmente en Rincón de la Psicología:

jueves, 23 de diciembre de 2010

Educación creativa: aulas inteligentes


Uno de los temas más comunes que estudiamos en el campo de trabajo de la psicología positiva es el de la creatividad y el pensamiento creativo. Es necesario que se incentive cada vez más en la educación la creatividad, que se sepa aprovechar ese potencial que se tiene y en donde el docente, el facilitador, sepa manejar adecuadamente los estímulos que den paso a que la creatividad en los alumnos se manifieste y se de paso a nuevas ideas, capaces de generar nuevos paradigmas que el presente demanda en pro del aprendizaje, que es la capacitación profesional.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Psicología de la Paz


La psicología de la paz es un nuevo campo de investigación y aplicación en psicología. Se define como el área de trabajo que utiliza los métodos, teorías y hallazgos cientificos de la psicología con el fin de comprender y modificar los problemas asociados con la paz, la guerra, la violencia, la agresión y los conflictos entre grupos, comunidades, instituciones y naciones. Se presentan los principales temas que investiga la psicología de la paz. Se describe la organización del area, incluyendo las asociaciones y centro de investigación dedicados a la psicología de la paz.

sábado, 18 de diciembre de 2010

"Ser danzaterapeuta hoy"



Autor FUX, MARIA
ISBN 9789870006923
Año Edición 2007
Idioma Español
Precio 13,00 €uros





Sinopsis
Con la magia que la caracteriza, María Fux despliega, en este magnífico libro/documento audiovisual, algunas de las herramientas creativas que utiliza para promover la comunicación en sus grupos de trabajo con el cuerpo y el movimiento.
La artista bucea sensiblemente en su interior y comparte con el lector los principales recursos de su original técnica pedagógico-terapéutica. De este modo, alrededor del silencio y de la música, va tejiendo con sus ideas un entramado tan firme como inspirador, en donde las voces, las palabras, los cuerpos, los ritmos, las líneas y el color, las formas y los sonidos de la naturaleza, las luces y las sombras, las etapas de la vida, el contacto y la ternura se integran armoniosamente.
Este texto fascinante, pleno de experiencia y sabiduría, culmina con la crónica detallada -un verdadero cuento de hadas- de uno de los Seminarios Intensivos de Formación que María dicta habitualmente en su estudio de Buenos Aires, y los testimonios emocionados de colaboradoras, discípulos, padres, y calificados profesionales de diferentes países que han recibido sus enseñanzas. En síntesis, una oportunidad única para tomar contacto con el universo amplísimo y la imaginación inagotable de un ser excepcional.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Presentación de un taller de musicoterapia (Parte teórica)

La música como conducta humana


Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del hombre ha estado complementada e influenciada por la música, a la que se le han atribuido una serie de funciones. La música ha sido y es un medio de expresión y comunicación no verbal, que debido a sus efectos emocionales y de motivación se ha utilizado como instrumento para manipular y controlar el comportamiento del grupo y del individuo.
La música facilita el establecimiento y la permanencia de las relaciones humanas, contribuyendo a la adaptación del individuo a su medio. Por otra parte, la música es un estímulo que enriquece el proceso sensorial, cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) y también enriquece los procesos motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio. Así, diversos tipos de música pueden reproducir diferentes estados de ánimo, que a su vez pueden repercutir en tareas psicomotoras y cognitivas. Todo ello depende de la actividad de nuestro sistema nervioso central.
La audición de estímulos musicales, placenteros o no, producen cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión cerebral. 
Por ejemplo: los sonidos desagradables producen un incremento en los niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se relaciona con los fenómenos de agresividad y depresión.
Existen dos tipos principales de música en relación con sus efectos: 
  1. La música sedante: Que es de naturaleza melódica sostenida, y se caracteriza por tener un ritmo regular, una dinámica predecible, consonancia armónica y un timbre vocal e instrumental reconocido con efectos tranquilizantes. 
  2. La música estimulante: Que aumenta la energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones.
La música influye sobre el individuo a dos niveles primarios diferentes: la movilización y la musicalización: 
  1. La movilización: La música es energía y por tanto moviliza a los seres humanos a partir de su nacimiento y aún desde la etapa prenatal. A través de la escucha o la creación, la música imprime una energía de carácter global que circula libremente en el interior de la persona para proyectarse después a través de las múltiples vías de expresión disponibles. La música, al igual que otros estímulos portadores de energía, produce un amplio abanico de respuestas que pueden ser inmediatas, diferidas, voluntarias o involuntarias. Dependiendo de las circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado anímico, salud psicológica, apetencia) cada estímulo sonoro o musical puede inducir una variedad de respuestas en las que se integran, tanto los aspectos biofisiológicos como los aspectos efectivos y mentales de la persona. Así, el bebé agita sus miembros cuando reconoce una canción entonada por su madre, los adolescentes se reconfortan física y anímicamente escuchando una música ruidosa e incluso les ayuda a concentrarse mejor en el estudio. Dado que la musicoterapia constituye una aplicación funcional de la música con fines terapéuticos, se preocupa esencialmente de promover a través del sonido y la música, una amplia circulación energética en la persona, a investigar las múltiples transformaciones que induce en el sujeto el impulso inherente al estímulo sonoro y a aplicar la música para solventar problemas de origen psicosomático.
  2. La musicalización: El sonido produce una musicalización de la persona, es decir, la impregna interiormente dejando huella de su paso y de su acción. Así, la música que proviene del entorno o de la experiencia sonora pasa a integrar un fondo o archivo personal, lo que puede denominarse como mundo sonoro interno. Por tanto, nuestra conducta musical es una proyección de la personalidad, utilizando un lenguaje no verbal. Así, escuchando o produciendo música nos manifestamos tal como somos o como nos encontramos en un momento determinado, reaccionando de forma pasiva, activa, hiperactiva, temerosa... Cada individuo suele consumir la música adecuada para sus necesidades, ya sea absorbiéndole de forma pasiva o creándole de forma activa. Toda expresión musical conforma un discurso no verbal que refleja ciertos aspectos del mundo sonoro interno y provoca la movilización y consiguiente proyección del mundo sonoro con fines expresivos y de comunicación.

Música y cerebro


Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de la humanidad. la música es un estímulo que enriquece los procesos sensoriales, cognitivos (como el pensamiento, el lenguaje, el aprendizaje y la memoria) y motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio. En los últimos años, ha cobrado gran importancia su función terapéutica (musicoterapia) en una gran diversidad de estados patológicos. La experiencia musical y emocional produce respuestas a nivel del sistema nervioso central y periférico susceptibles de medirse eléctricamente a través de cambios en la actividad eléctrica cerebral (eeg), en la resistencia eléctrica de la piel, modificaciones en la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca, la respiración y otras funciones autónomas.

Equinoterapia


El término equinoterapia o hipoterapia hace referencia a las distintas modalidades terapéuticas que encuentran en el caballo su herramienta fundamental y que van destinadas a personas con discapacidades físicas, psíquicas, sensoriales e incluso a colectivos con riesgo de exclusión social como los presos o los drogodependientes. Lejos de ser algo novedoso, la hipoterapia tiene su origen en la Antigua Grecia, donde Hipócrates, padre de la medicina moderna, ya alababa sus excelencias. La ciudad de Jerez de la Frontera, cuna del caballo andaluz, acogió un curso de la Universidad de Cádiz sobre la materia. En esta entrada abordaremos esta beneficiosa alternativa terapéutica aún poco conocida en nuestro país.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Músico y cerebro: Plasticidad y C.I


Los primeros tres años de la vida de un niño representan un periodo importante en el futuro de todo individuo, ya que allí se establece esa relación especial entre padres e hijos llamada “apego”, la música puede contribuir a fortalecer este vínculo y lograr que se convierta en una relación sana y operativa. En todo el mundo, cuando los padres le hablan a sus hijos pequeños, ajustan sus voces para hacerlas más suaves, más rítmicas, más musicales. La música puede ser un vehículo para el desarrollo integral del niño que abarque las áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de la capacidad de lectura y escritura. Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espaciotemporal.
Asimismo al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Todo lo anterior se traduce en lo siguiente: la música provoca:
  • Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.
  • Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
  • Es una manera de expresarse.
  • Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje.
  • Brinda la oportunidad para que los niños interactuen entre sí y con los adultos.
  • Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
  • Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.
  • Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
  • Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

    Cerebros: Endorfinas y esperanza


    Cuando vivimos un momento de felicidad personal, éste actúa sobre nuestra secrección glandular de endorfinas. En cambio, si vivimos momentos desagradables, disminuye el nivel de las mismas. Las endorfinas nos hacen sentir placer. Nosotros mismos somos los que tenemos que averiguar cuáles son nuestros momentos más placenteros: escuchar nuestra música favorita, una buena comida, un buen masaje, la meditación, las caricias, la relación sexual…. Esto depende de cada persona, ya que si para mi es placentero el pasear rodeada de gente, hay quien prefiere el paseo en soledad.

    El poder de la esperanza: J. Groopman


    Se trata sencillamente de aprender cuatro normas básicas que permitan romper el aislamiento y la conspiración del silencio que rodea a los enfermos de cáncer y que limite la estigmatización social, el “no saben cómo tratarme, ni que decirme”, con la que se ven obligados a convivir. Saber estar con el enfermo de cáncer, es permitirle que exprese sus emociones y huir de esa tendencia a reprimirle y a no dejarle decir lo que no sabemos escuchar. Es intentar ayudarle en sus actividades cotidianas, modular sus preocupaciones, acompañar a sus familiares más allegados, permitir que su familia concilie su cuidado con sus ocupaciones laborales, proporcionarle sosiego y cultivar la esperanza de curación. Y es importante, no sólo porque un adecuado apoyo emocional y la ausencia de estigmatización mejoran su calidad de vida actual disminuyendo los remordimientos, la victimización y la vulnerabilidad, sino porque hay evidencia científica de que también aumenta su supervivencia. Como demuestran los estudios de David Spiegel o recoge Jerome Groopman en “The Anatomy of Hope”, la esperanza salva vidas. Quizá no podamos curar, pero sí podemos cuidar y confortar al enfermo y a sus familiares. Lo necesitan aunque no lo pidan. Todos podemos ejercer la medicina basada en la afectividad.

    miércoles, 1 de diciembre de 2010

    La gerencia de la muerte


    No es un tema que en principio podria parecer muy de psicología positiva dado que en principio la muerte es el acontecimiento menos positivo que nos puede suceder. Lo que pasa es que desde la psicología positiva se puede hacer mucho para poder tratar estos temas, tanto a nivel de gestión del duelo como desde el afrontamiento de la propia muerte. Empezar a hablar y fijar algunos de los conceptos asociados con la gerencia de la muerte es una buena estrategia para desarrollarla en entradas sucesivas.